Solanilla
Población: 55 habitantes.
El pueblo de Solanilla se encuentra en un valle donde el verdor de las praderas y la frondosidad de las arboledas hace contraste con la aridez del contorno. Su iglesia está en un alto que domina al pueblo. La espadaña se halle separada del resto del edificio, dejando en medio un espacio para el cementerio.
Del patrimonio artístico que alberga en su interior merece destacar un Cristo gótico que se halla en pequeño retablo situado en el lateral derecho de la nave; está clavado sobre una cruz espigada; sus características toscas y sencillas, y casi carente de musculatura.Un retablo barroco, del siglo XVIII, dorado, preside la iglesia, alberga dos imágenes barrocas, una de San Esteban, con la palma y los evangelios con las piedras de su martirio y la otra de San Antonio con el niño.
Otra imagen barroca dorada y policromada de San Esteban con habito de monje, los evangelios y las piedras del martirio, pero sin la palma la podemos contemplar enfrente de la entrada, junto con otra policromada de San José sin el niño de buena factura y una mediocre talla también policromada de la Virgen del Rosario.En ese mismo lugar podemos apreciar un monumento de Semana Santa, que decora la pared opuesta de la entrada.Pertenecía a esta iglesia y hoy trasladada al Museo Catedralicio Diocesano de León, una imagen románico-gótica de la Virgen, llamada de las Rutiellas, en madera policromada de 88 cm del siglo XIII. De estilo popular, toma base en las características fundamentales del románico, aunque acusa ya la clara influencia del gótico (mayor movimiento en los plegados de las vestiduras, menor gravedad en la expresión de su rostro, que incluso esboza una sonrisa, y algunos detalles decorativos, como los arcos apuntados que se aprecian en las pinturas del trono).
Cuenta la leyenda que un día, alguien, mientras removía entre los escombros, de las ruinas de un antiguo monasterio que hubo en esta zona, para cargar un carro de piedras, descubrió, la imagen de una Virgen. Aquel hombre recogió su hallazgo y lo llevo para el pueblo depositándolo en la iglesia. El suceso no tuvo mayor importancia que la curiosidad de los vecinos. Posteriormente, la imagen, cayó en la más absoluta indiferencia y fue relegada a un rincón. Pero un buen día, desapareció, buscándose infructuosamente, llegándose a pensar en robo o profanación.
Tiempo más tarde, cuando ya nadie se acordaba de ella, unos niños, que jugaban entre las ruinas del extinguido monasterio, les pareció oír un gemido, se acercaron, y comprobaron que allí estaba la Virgen desaparecida.Corrieron hasta el pueblo y avisaron a cuantos encontraron a su paso. Todos se encaminaron al lugar y efectivamente, allí estaba La Virgen de las Rutiellas, ante el menosprecio del que había sido objeto, prefirió volver al solitario rincón de su origen.